domingo, 22 de mayo de 2016

Pandillas Juveniles ... 

Son muchachos sumidos en el desconcierto y la desesperanza de sus propias tragedias. Sus vidas están manchadas de historias escabrosas, tragedias e incomprensión que los han arrastrado a ser vistos como un problema social. Su realidad se teje en las calles de barrios marginados de localidades como Ciudad Bolívar, Usme, Bosa, Suba o San Cristóbal; especialmente renombradas cuando se habla de pandillas juveniles.
Pero estos grupos también germinan en los barrios más exclusivos. Muchos de los que los conforman han acabado con la vida de sus mejores amigos, e incluso la de sus propios padrastros guiados por resentimientos, maltratos o tan solo por probar de qué son capaces.
Lo triste es que estos grupos normalmente están conformadas por niños que apenas comienzan a conocer el mundo, de ocho o diez años. Y también por niñas, que muchas veces terminan violadas por sus propios compañeros.
"La realidad de todo esto es la falta de oportunidades de educación, de trabajo y capacitación. Un muchacho sin oportunidades fácilmente integra la banda para lastimar a la comunidad y cae a veces en el alcoholismo o la drogadicción. Muchos operan atracando a las personas, dañando los bienes comunes o terminan como jíbaros vendiendo droga", afirma el padre Alirio López, quien lidera un proceso de desarme y reinserción social de jóvenes en Ciudad Bolívar desde hace cinco años.
Violencia irracional.
Tras de la delincuencia juvenil se esconden hogares con un alto índice de violencia intrafamiliar, padres separados y padrastros autoritarios que maltratan y expulsan a los hijos de su pareja. También, la falta de acceso a la educación, la drogadicción o el alcoholismo, y la motivación de individuos con una larga trayectoria delictiva. "Son jóvenes que han perdido el sentido de la autoridad, la disciplina, la responsabiliadad y que viven en un libertinaje que les lleva a la anarquía", añade el sacerdote.
Estos muchachos han visto desfilar ante sus ojos la violencia desde muy niños. Como Rodrigo, quien nació y creció en uno de los muchos barrios de Ciudad Bolívar y cuenta historias de algunos de sus amigos, ya muertos. De su historia mejor no habla, porque quiere olvidar. "Pero recuerdo a pelados como Javier que al comienzo anduvo en grupos satánicos. Hasta intentó suicidarse, pero un día una sardina se le apareció con una niña que era suya y empezó a trabajar por ella... pero sigue haciendo de las suyas .
"O Antonio, quien formaba parte de una pandilla y el día que cumplía 17 años se tomó unas cervezas para celebrar. Pero de pronto vio a una amiga entrar en un almacén de zapatos y fue detrás suyo para hablarle, con tan mala suerte que el propietario pensó que lo que iba era a robar y tras discutir fuertemente, sacó una escopeta y le disparó en el rostro. "Hoy está desfigurado y tiene muchos problemas sicológicos".
Sueñan con ser grandes.
A veces también son víctimas de grupos de limpieza social . Pero la violencia se ha ensañado con ellos desde niños, cuando los mayorcitos los esperaban a la salida del colegio para quitarles lo que llevaban, y por eso crecieron odiando y formaron sus propios grupos. "Es un cadena que se ha repetido por generaciones", asegura Rodrigo.
El fenómeno se ha generalizado. La investigación de Alonso Salazar, autor del libro No nacimos p a semilla, que aborda el problema, encontró que hay algo más de 200 pandillas en Bogotá, aclara Hugo Acero, subsecretario de seguridad ciudadana de la capital.
"En ciudades como Cali o Medellín, el nivel de delincuencia de estos grupos en algunos casos se relaciona con el narcotráfico, la subversión o el paramilitarismo, se volvieron muy fuertes, pero en Bogotá su presencia no es tan violenta, aunque el fenómeno de deterioro es alarmante en muchas localidades".
Por su parte, Gloria Elena Ríos, sicóloga especializada en adolescentes y con experiencia en instituciones dedicadas a la rehabilitación y reinserción social de jóvenes delincuentes cuenta que muchos no tienen otro ideal que una carrera delictiva ascendente. "Primero el grupo se reúne para robar en la tienda de la esquina, luego rompen los vidrios de una casa, y luego atracan, roban bancos... A medida que crecen, sus actos también son más graves".
Padres desentendidos y complacientes.
Lo cierto es que un pandillero siente que su grupo le brinda lo que muchas veces no ha encontrado en la sociedad o en su hogar. Se sienten aceptados y se vinculan a un grupo con el único ánimo de sentirse los más fuertes y se imponen retos con tal de ganar estatus.
Las familias muchas veces ignoran en qué están metidos y piensa que asiste al colegio, pero por lo general presentan fracaso escolar, tienen dificultades de aprendizaje y asisten a planteles con sistemas de enseñanza deficientes, donde constantemente se le tacha como lo peor .
Esto a la larga les da otro motivo para buscar un grupo que los valide, mienten en casa y el problema tiende a pasar desapercibido porque son hogares disfuncionales, muy violentos y con una falta de comunicación total.
Lo peor es que a veces cuentan con el conocimiento de sus padres. Incluso, muchos de ellos se dedican a lo mismo o los han visto llegar a casa con cosas que no les pertenecen o para las que normalmente no tendrían dinero, pero callan.
Por tanto, un joven con problemas de índole delincuencia no es fácil que pase desapercibido. La realidad es que es alguien a quien se ha dejado solo en muchos casos, incluso en la aplicación de la ley. "Se requiere que las penas contra los menores infractores sean más duras. Ellos no temen delinquir porque saben que no se les castigará con dureza", aseguran el padre Alirio López y Hugo Acero.
Su única alternativa de salida es que se les brinde la oportunidad de resocializarse a través de opciones de trabajo, se les involucre en acciones positivas para la comunidad y se les cambie la idea de que su parche es el único soporte afectivo con que cuentan.
Es una tarea que implica mucha más prevención, según los especialistas. Los padres no deben limitarse a mandarlos al colegio y recoger las notas, y desentenderse el resto del tiempo de sus hijos. Deben, sobre todo, empezar a verles como personas con múltiples posibilidades por desarrollar y no con una actitud punitiva ni agresiva. Necesitan tomarse tiempo para sentarse a dialogar con ellos. "La magia no existe si no se construye una relación armónica estable, de diálogo y confianza desde muy temprano", indica Isabel Cuadros, médica siquiatra y directora científica de la Asociación Afecto contra el Maltrato Infantil.
"Yo les digo lo siguiente a los jóvenes que pertenecen o piensan pertenecer a una pandilla: Piénsenlo bien. Esto sólo los puede conducir a tres lugares: un hospital, una cárcel o a la muerte", finaliza Rodrigo.
Lo que nunca se debe hacer.
La sicóloga de familia Annie Acevedo, en su libro La buena crianza,da doce reglas preparadas originalmente por el Departamento de Policía de Houston, Texas. Están planteadas en forma negativa para ayudar a ver más claramente la cruda realidad de cómo se forma un hijo delincuente. Son una buena reflexión:.
* Empezar por darle todo lo que pida desde muy temprana edad. Así crecerá pensando que la vida le debe todo a él.
* Reírse y celebrarle cuando diga sus primeras malas palabras. Esto le hará pensar que es ingenioso y le entusiasmará a usar otras peores cuando crezca.
* No hablarle de Dios nunca, ni de la vida espiritual, ni de religión, sino esperar hasta que tenga 21 años para que decida por sí mismo.
* Evitar usar con él las palabras "mal hecho" para que no se llene de sentimientos de culpa. Esto le hará crecer con la tendencia de creer que, cuando sea arrestado por robar, la vida está en contra suya y es perseguido injustamente .
* Recoger todo lo que deja botado, así se le evitan responsabilidades y él se las delegará a otros.
* Dejarle leer todo lo que caiga en sus manos. Muchos padres se preocupan por esterilizar los cubiertos y vasos, pero no por dejar que su mente se alimente de basura.
* Pelear con frecuencia delante suyo. Eso le asegura acabar con su propio hogar en el futuro.
* Darle todo el dinero que quiera y no dejarle ganarse nada por sí mismo.
* No privarlo de nada nunca para no crearle frustraciones.
* Apoyarlo incondicionalmente en contra de vecinos, profesores y otras figuras de autoridad.
* Disculparlo cada vez que se meta en problemas.
* Si todo esto es lo que usted hace, prepárese para que tanto su hijo como usted sean muy desdichados.
Formas de prevenir.
* Los muchachos vinculados con grupos o actividades delictivas pueden detectarse porque repentinamente se pierden cosas de la casa, llegan muy tarde a diario, o con objetos que no podrían comprar, como una bicicleta, una moto. Tienen que ponérsele límites de inmediato.
* Se debe buscar un acercamiento cordial y comprensivo, dentro del mejor clima de afecto y ganarse su confianza sin perder credibilidad frente a ellos.
* Luego de que un muchacho ha pasado por un episodio de estos, hablarle del pasado le lastima mucho. Lo importante es no preguntar cosas que ellos no quieran decir, sino hacerles saber que se tiene conocimiento que tienen un problema y se les quiere ayudar.
* Es necesario trabajar en cada comunidad para impulsar programas sociales de generación de empleo.
* Padres de familia, profesores y alumnos deben conformar una comunidad educativa fuerte que saque el problema de violencia de colegios y hogares.
* Es imprescindible que los padres conozcan las amistades de sus hijos y los sitios que frecuentan.

domingo, 15 de mayo de 2016

Las pandillas siguen mandando en un sector de Medellín.

Según las estadísticas, en la capital antioqueña hay cerca de 240 combos que siguen controlando algunas comunas de la ciudad. Un mal de nunca acabar.
Hace unas semanas el CTI y la Policía incautaron en el Parque Arví, zona rural de Medellín, un arsenal -cuatro fusiles AK 47, tres granadas de fragmentación, dos granadas IM 26, un subametralladora Mini Ingram, uns pistola Sig-sauer que había sido hurtada a la Policía Nacional, un revolver Martial calibre 38, 70 changones doble cañon 12 mm, dos proveedores para galil, tres proveedores para AK 47, 490 cartuchos calibre 5.56, 250 cartuchos calibre 9 mm, 9 cajas de cartuchos calibre 12, 200 cartuchos entamborados S 5.56, 3 culatas para fusil galil- que, según las autoridades, pertenecía a los combos La Galera y La 29, que delinquen en las comunas 1 y 2 y que son el brazo armado de la Odín de San Pablo. Cosa de pandillas, de bandas, se pensó.  

Ochenta armas, incluidos fusiles de asalto, granadas y munición suficiente para un combate, no es poco. Fuentes de la Fiscalía dicen que con ese número de armas se puede dotar a un gran número de hombres, los suficientes para controlar una comuna de la ciudad: no se trata de un combo más.

En la ciudad hay aproximadamente 240 combos, y los de las comunas 1, 2 y 3 —cercanas al lugar donde se encontró la caleta— son: La Silla, El Hoyo de San Pablo, La 29, La Avanzada, Los Triana (con hegemonía en la comuna 2), La 38, Los Terranovas, El Filo, Los chicos malos, La Torre o La 107, La Galera, Barrios Unidos, El Pomar, El Hoyo, Balcones de Jardín o Combo del Indio, Oficina de Trasmayo, Versalles, La Terraza, Los Terribles, San Blas, La Salle, Combo de Motor, La Yegua o La Guyana, La Vaca, Cuatro Esquinas o Luisito, La Viña, La Marina, La Batea, La 43, La Cruz o La Honda y La Arboleda.

Por los cerros orientales de Medellín han entrado todos los grupos armados a la ciudad. Primero el M-19 -donde tuvo los famosos campamentos de paz-, luego las milicias populares de las FARC y del ELN, finalmente Carlos Mauricio Garcías, alias 'Doblecero', comandante del extinto bloque Metro de las AUC, quien luego se enfrentaría a muerte con Diego Fernando Murillo, 'Don Berna'. La zona es estratégica: salida directa al Oriente de Antioquia y al Magdalena Medio, rutas de combates, secuestros, extorsión y cultivos ilícitos.

En el 2012, en el mismo sector, las Autodefensas Gaitanistas estuvieron en guerra con la llamada 'Oficina de Envigado', lo que terminó con un pacto de fusiles y la división de territorios. Dice el director de Corpades, Fernando Quijano, que los primeros se quedaron con barrios como La Sierra, Villa Turbay, Villa Liliam y el corregimiento de Santa Elena, “ellos lo que quieren es hacer un empalme con los municipios que ya tienen el oriente, entiéndase La Ceja, Santuario, Concepción, zonas de megaproyectos”.

El vicealcalde de Seguridad de Medellín, Luis Fernando Suárez, asegura que esta es una de las incautaciones más grandes que se han hecho en la ciudad en los últimos años y que en las próximas semanas pueden venir más.

“Está claro que aquí más que pandillismo hay estructuras criminales armadas y las estamos combatiendo con total verticalidad. Nosotros siempre hemos partido de reconocer la complejidad del conflicto en Medellín y por eso sabemos que estas son estructuras criminales con mucha experiencias, armados, de mucho tiempo delinquiendo”, dice Suárez. 

La seguridad, que en la percepción de la ciudadanía siempre es un problema, ha mejorado en Medellín en el último año. Según las cifras de la Alcaldía de Medellín, el delito de homicidio alcanzó una disminución del 27 % en la ciudad. “Al cierre del mes de noviembre del 2015. Según reporte del Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (SISC), entre enero y el penúltimo mes del año ocurrieron 453 casos, mientras en el mismo periodo del 2014 fueron 617, esto es, 162 muertes más”.

Sin embargo, y aun cuando es plausible la disminución de este fenómeno, los combos siguen acechando en las comunas y, sin lugar a dudas, son los que mandan en esos sectores de la capital antioqueña. Un mal de nunca acabar.

viernes, 13 de mayo de 2016

Tipos De Pandillas

Las de Barrio.- Son agrupaciones que actúan en un determinado espacio territorial o barrio. Estas pandillas pueden ser:
Las Guerreras.- Sus miembros se dedican exclusivamente al “guerreo” al enfrentamiento con las pandillas rivales de la zona para dirimir superioridad y control del espacio territorial.
Infractoras y delincuenciales.- Cuando, además del “guerreo”, una parte de sus integrantes o todos adoptan conductas infractoras o delictivas, específicamente, el robo y asalto callejero.


Las Barras Bravas.- Aparecen violentamente en los clásicos U – Alianza o en los partidos trascendentales del campeonato profesional .A su interior se confunden jóvenes integrantes de pandillas de diferentes lugares que dejan de lado la identidad territorial o de grupo para adoptar una identidad común en los colores del club que los identifica. Aquí se produce un fenómeno que se conoce como de “doble o triple identidad” pues los integrantes de una pandilla de barrio pueden pertenecer al mismo tiempo a una barra brava y a la mancha escolar de su colegio. Sin embargo en el barrio se da un fenómeno inverso, ahí lo que manda es el territorio, el barrio, y jóvenes que son hinchas de Alianza o la U, principalmente se adhieren “militantemente” a lo que su pandilla decide, dándose el hecho curioso de muchachos que actúan en la barra contraria al club de su simpatía.


Las Manchas Escolares
Son agrupaciones conformadas por los alumnos de los principales colegios que se enfrentan, ocasionalmente, en las principales avenidas de su distrito.
El liderazgo de las manchas escolares ejercido por los lideres de pandilla de barrio y, aunque los enfrentamientos entre estos grupos han disminuido, su presencia en los colegios es aun fuerte.Esto se puede observar en las pintas de paredes y servicios higiénicos de prácticamente todos los centros educativos estatales de nivel secundario del distrito.



Las Pandillas Femeninas.-La presencia femenina en el pandillaje es cada vez más notoria, tanto en el interior de la pandilla como en los espacios y actos en que estas actúan. Su participación es múltiple: “guerrean” junto con los varones; auxilian a los heridos en los enfrentamientos a modo de “socorristas”; o actúan como “soplonas”; las que llevan y traen amenazas de mensaje, desafíos o burlas de grupo enfrentados; alertan de posibles ataques o “mandan al desvió”.
Muchos de ellos están involucradas sentimentalmente con integrantes de pandillas formando parejas, mientras que otros se relacionan con ellos en los espacios de encuentros de los grupos afirmando así amistades o identificaciones con el grupo. Finalmente los más independientes han formado sus propias agrupaciones actuando autónomamente en grupos conformados solo por mujeres.

jueves, 12 de mayo de 2016

Pandillas de Cali

Mientras el Gobierno Nacional, los medios de comunicación, los viudos del poder y los casados con el mismo insisten en vendernos a la guerrilla como el único y principal peligro para los colombianos, en cada ciudad de este país se incuba un fenómeno al que no se le da mayor importancia. Un informe realizado por la Personería demostró que en Cali hay 134 grupos de pandillas que operan en 17 de las 22 comunas de la capital del Valle.
Estos jóvenes desarraigados, con pocas opciones de superación, familias destruidas, signados por la miseria y condenados a padecerla por siempre, han tenido un aumento exponencial en las acciones delictivas convirtiéndose hoy en una de las principales amenazas para la seguridad en la ciudad.
Ellos son los encargados de controlar el tráfico de drogas en los parques y esquinas. Deciden quién pasa y quién no cruza sus imaginarias fronteras barriales. Estos jóvenes organizan grupos de ‘vigilancia obligada’, a través de los cuales extorsionan a pequeños tenderos y a los propios vecinos de los barrios populares.
En el pasado, esos jóvenes que deseamos ocultar, se movían en el oriente de la ciudad. Hoy, ya colonizaron barrios de estratos medios y todavía esta ciudad no entiende el peligro que representa su crecimiento. Cali está de espaldas a estos muchachos desposeídos, la única alternativa que surge es sacarlos de las esquinas a punta de garrote. Pero, poco a poco, ellos también se han organizado y exhibiendo su criminal poder, ya enfrentan a la autoridad. Estos jóvenes, que según la Personería superan los dos mil, se venden al mejor postor. Están implicados en grandes hechos criminales, como el atentado a Londoño Hoyos; le trabajan a las tristemente famosas bandas criminales de ‘Urabeños’ y ‘Los Rastrojos’ (otro fenómeno delincuencial que se adueña hoy de barrios populares); organizan asaltos a unidades residenciales y tienen bandas destinadas al hurto de automóviles y celulares.
Como siempre sucede en esta ciudad, los problemas diagnosticados no se solucionan. Hasta que no se vuelva inmanejable, ninguna autoridad intervendrá. Sólo esfuerzos aislados y desarticulados de una que otra organización no gubernamental intentan contener esta marea delictiva.